Ética de género

La normalización de la victimización está fomentado la disgregación de la razón, la moralidad y la justicia a niveles incompatibles con un Estado de Derecho.

Betty Broderick, cuyo nombre de soltera era Elizabeth Anne Bisceglia, nació en 1947 y creció en Eastchester, a las afueras de la ciudad de Nueva York. Se graduó en la escuela secundaria Eastchester High School en 1965 y más tarde en el College of Mount Saint Vincent​​ en El Bronx, donde obtuvo una titulación en enseñanza preescolar.

Betty conoció a Daniel Broderick​ en 1965, en la Universidad de Notre Dame, en South Bend, Indiana. Dan Broderick nació en Pittsburgh, Pensilvania. Se casaron el 12 de abril de 1969. Tuvieron cuatro hijos juntos, aprate del más pequeño falleció a los 2 días de nacer.

Betty y Daniel Broderick en su boda de 1969

Dan, tras completar su licenciatura en medicina en la Universidad Cornell, quiso combinar su conocimiento médico con un doctorado en jurisprudencia y se matriculó en la Escuela de Derecho Harvard. Durante esta etapa, Betty Broderick, con la ayuda de su padre, Frank Bisceglia, un exitoso contratista de construcción, se convirtió en la principal proveedora de la familia. En poco tiempo, Dan consiguió un trabajo en un bufete de abogados en San Diego, California, por lo que la familia se mudó al vecindario de La Jolla, en la misma ciudad de San Diego.

Con el tiempo Betty y Daniel Broderick se convirtieron en un matrimonio con recursos por encima de la media de sus vecinos de San Diego. Dentro de su comunidad, Daniel era un abogado reputado que ganaba 1 millón de dólares al año en el apogeo de su carrera. Betty se quedaba en casa, donde cuidaba de sus hijos que iban a prestigiosas escuelas privadas y planificaba el «ocupado calendario social» de la familia, que a menudo incluía asistir a fiestas organizadas por algunos de los miembros más selectos de La Jolla. La pareja era miembros de dos clubes de campo, así como de un complejo privado que les sirvió como punto de acceso para la alta sociedad de San Diego.

En el otoño de 1982, Dan empleó a Linda Kolkena, de 22 años, antigua azafata de Delta Airlines como su asistente legal.

De acuerdo con Los Angeles Times, sólo pasó un mes antes de que la mente de Betty se centrara en una posible infidelidad. Al principio, su única evidencia fue una conversación fría. Cuando la pareja voló desde San Diego de regreso de vacaciones en su antigüan propiedad en Nueva York, Betty afirmó que Dan admitió que no estaba enamorado de ella. Ella «exigió que despidiera a Linda», pero él se negó. Las cosas se volvieron difíciles de ignorar cuando trató de sorprender a Dan en su oficina para su cumpleaños número 39. Su marido no estaba allí, pero sí encontró evidencias de una fiesta. Fue entonces cuando Betty decidió hacer lo que, según ella, era la declaración más fuerte: «a falta de dispararle». Arrojó su «ropa hecha a medida» al patio y la prendió fuego «mientras sus hijos miraban».

Lo cierto es que la pareja ya había pasado por varias crisis desde el mismo día de su boda. Según su hija, Kim Broderick su madre constantemente se enfrentaba a su padre, lo dejaba fuera de la casa y le arrojaba cosas. Incluso tenía episodios de violencia con ella y sus hermanos. Según Larry Broderick, el hermano de Dan, estimó que Betty amenazó con divorciarse de él por lo menos unas 100 veces. Su hija Kim que escuchó las mismas amenazas que su tío, declaró al Angeles Times “me moría de ganas de que papá se divorciara de ella. Le decía a papá: llévame el día que te vayas”

La situación desembocó en la ironía de que fue Dan el que en 1985 con el abandonó la vivienda familiar contra de los deseos de Betty.​ No mucho después, consiguió la custodia de los hijos de ambos, después de que Betty los abandonara en su puerta, uno por uno. A la larga, Dan le confesó a Betty que sus sospechas acerca de su aventura con Linda Kolkena eran ciertas, lo que dio pié a un prolongado y hostil divorcio. El caso Broderick vs. Broderick se convirtió en uno de los divorcios más notorios en los Estados Unidos debido a los continuos ataques de Betty a las propiedades de Dan.

El proceso de divorcio concluyó en 1989, cuatro años después de que Dan presentara su solicitud. Pero el comportamiento de Betty Broderick se volvió cada vez más violento e irracional: dejó cientos de mensajes insultantes en el contestador de Dan, ignoró las incontables órdenes de alejamiento que le prohibían presentarse en la propiedad de Dan, vandalizó la nueva casa de su ex-esposo, e incluso llegó a estrellar su coche en la puerta principal, sin importar que sus propios hijos se encontraban dentro en ese momento. Cuando su ex-marido trató de sacarla del coche, esta le atacó con un cuchillo de grandes dimensiones que sacó de debajo del asiento según la declaración consultada por Los Ángeles Times en el juzgado.

Linda y Dan con sus hijos el día de su boda el 22 de abril de 1989

Dan se casó con Linda Kolkena finalmente el 22 de abril de 1989, tras 8 años de relación. Linda se preocupaba por el comportamiento de Betty, e incluso le recomendó a Dan que usara un chaleco antibalas durante el día de su boda.​ Sin embargo, Betty no apareció en la ceremonia.​

El 5 de noviembre de 1989, ocho meses después de adquirir un revólver Smith & Wesson, y siete meses después de que Dan y Linda se casaran, Betty Broderick condujo hacia a la casa de Dan y Linda, localizada en 1041 Cypress Avenue, en Marston Hills. Entró mientras que la pareja dormía, usó una llave que le había robado a una de sus hijas y a las 5:30 de la madrugada, les disparó mientras dormían. Linda recibió dos disparos, uno en la cabeza y otro en el pecho, que la mataron de inmediato. Dan recibió un disparo en el pecho, cuando intentaba encontrar alcanzar el teléfono, otra bala alcanzó una pared, y otra más, a una mesita de noche. Betty desconectó el teléfono y el contestador para que no pudieran pedir ayuda. La declaración de Betty confirmó la teoría del forense de que que Dan no murió al instante, su ex mujer estuvo hablando con él hasta que murió desangrado. Según ella, sus últimas palabras fueron: “Ok, me disparaste, estoy muerto”

Dan tenía 44 años de edad, Linda 28. Están enterrados juntos en el cementerio Greenwood Memorial Park en San Diego

Linda y Dan poco antes de su asesinato.

La fiscalía consiguió demostrar que no era una esposa maltratada, sino una asesina que planeó y maquinó asesinar a su exesposo. Ella cobraba una compensación y una pensión alimenticia que sumaban 16.000 dólares al mes, además del salario que recibía en la galería de arte en la que trabajaba. Además su exmarido le había comprado una casa frente a la playa valorada en 650.000 dólares en la que vivía con su novio y los dos hijos más pequeños de este. Esta era una cantidad bastante considerable de dinero en los años 80.

Esta fotografía de archivo del 10 de diciembre de 1991 muestra a Elisabeth «Betty» Broderick conducida por alguaciles a través de los pasillos del Palacio de Justicia del Condado de San Diego. (The San Diego Union-Tribune vía AP, archivo)

Durante el juicio, los doctores Park Dietz y Melvin Goldzband declararon que Betty mostraba trastornos histriónico y narcisista de la personalidad

Betty Broderick cumple su condena hasta el día de hoy, en el Instituto para Mujeres de California​​ (CIW), en Chino, California. Su primera petición de libertad condicional tuvo lugar en enero de 2010, pero fue rechazada por la Junta de Libertad Condicional porque no mostró remordimiento ni reconoció sus crímenes.​​ Se le negó otra vez en noviembre de 2011 y también en enero de 2017. No podrá solicitar la libertad condicional hasta enero de 2023.

Este es un caso dramático, de los muchos que seguro que existen. Una fatal experiencia para las víctimas, un trauma para los hijos y una vida destrozada para la autora de esta salvajada.

Cuando rompes una relación a algunos les invade una frustración que son incapaces de gestionar. Sienten que les debes algo e incluso se ven a sí mismos como ridículos por “haberte tratado bien”. Entonces empiezan a soltarte ideas que te hacen intuir que para ellos lo lógico era no haber sido una buena persona contigo, que lo normal era machacarte psicológicamente y que comportarse como lo hicieron fue un plus que nadie más suele hacer y que tú no has sabido valorar. De ahí todas esas chorradas tipo “las mujeres prefieren chicos malos” o “a las tías les va la caña”. No, mira, nos gusta que se comporten como personas y también poder dejar una relación cuando ya no nos interese seguir adelante por lo que sea. Romper una relación no es un delito. Ser infiel tampoco. Ni mentir. Y demasiado a menudo se justifica la violencia sobre la mujer por alguna de estas causas.

Este último párrafo que podría ser un epílogo perfecto de este drama y con el que estoy totalmente de acuerdo, no ha sido escrito por mí. Es obra de Henar Álvarez en su artículo ‘You’: Netflix ha convertido al Príncipe Azul en un pajillero que vigila tu menstruación en El Cofidencial. Y digo podría, porque para Henar no es lo mismo que esta salvajada la haya cometio un hombre, qu euna mujer. Para ella, las consecuencias de los problemas derivados de la incapacidad emocional, las tienen que asumir los hombres, tanto si son los que las provocan o los que las experimenta. Comportase como una persona sólo toca si eres hombre, para todo lo demás existe, como bien razonó UTBH en este vídeo, una brecha de empatía con la causa femenina que le permite hacer sin tan siquiera reparar en ello una reinterpretación para el caso concreto que he narrado y que se puede ver en el vídeo del programa 4×8 de Buenismo Bien, espacio de Manuel Burque y Quique Peinado en una de las emisoras más importantes de España, Cadena Ser, transmitido por el streaming de YouTube el 23 de octubre de 2020.

Todos los derechos de este vídeo corresponden a la Cadena Ser.

Ojito con lo de hacer «luz de gas», porque hay una de estas señoras que perdió las formas pero no la razón, maravillosa, que se llama Betty Broderick, cuentan su historia en una serie que están echando ahora en Netflix que se llama «Dirty John. Betty». Esta mujer sigue ahora mismo en la carcel, se cargó al marido y a su nueva mujer (un compañero del estudio resopla y ella reacciona) ¡no, no, no! que tienes que ver la serie, porque cuando ya sucede es que te dan ganas de aplaudir (mientras da palmadas), es que estamos aquí sufriendo todos… el tío le está haciendo una luz de gas que flipas, ella esta diciendo:

“¿pero tú me estás engañando con tu recepcionista de 19 años?”

y él… de hecho le empieza a decir “No, no, no, vamos a tener otro hijo… vamos a comprarnos una casa nueva… la que tu quieras”

Y mientras tanto por detrás, está preparando el matrimonio con la recepcionista de 19 años y la manera de hacer de no dejarla nada, madre de sus cuatro hijos. Que ahora la tía después de dos años que la genera un trastorno psicológico super grave, se planta en la casa de estos dos y… y .. bueno ¡que ya está! Y que sepáis que en la primera vista del juicio casi queda absuelta, porque fueron los psicólogos a decir que efectivamente había sufrid…

(La interrumpe Manuel Burque)

Manuel Burque – “¿No perdió las formas?”

Henar Álvarez – “No las formas sí…pero no la razón”.

Manuel Burque – “Pero tú has perdido las formas.”

Henar Álvarez – “¿Por eso yo qué? ¡Ojito con hacer luz de gas! ¿Eh? qu epuede haber más Bettys Brodericks por ahí.”

Manuel Burque – “Desde aquí animamos a la gente a que no mate…”

Interrumpe Henar alzando la voz y gesticulando con los brazos ¡Animamos a la gente a que no haga luz de gas!

Manuel Burque – “Denunciar, pero no matar, no matar”

Quique peinado – “No matar…. quitando eso…”

Trasncripción desde el minuto 52:12 del vídeo del programa 4×8 de Buenismo Bien de la Cadena Ser, transmitido por el streaming de YouTube el 23 de octubre de 2020

Moralmente, hasta dónde hemos llegado para que se normalice de esta forma un apartheid feminista tan atroz. Desde cuándo nos resulta normal que la mismísima Cadena Ser, que durante décadas ha querido ser la voz del entendimiento democrático se convierta en el atril desde el que se menos precia la vida de la mitad de nuestros conciudadanos.

Lo le eches la culpa a los demás, es nuestra obligación, la de cada persona, que empecemos a plantar cara desde el más profundo respeto al neoleguaje, una de las principales herramientas que se ha estado utilizando para desdibujar el ataque al que se ha estado sometiendo a los derechos más fundamentales recogidos en nuestra Constitución.

Este artículo está basado en los tuits de Bou y el vídeo UTBH

Fuentes:


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